Friday, October 14, 2005

 

La amenaza

Más allá de los hipócritas discursos histéricos de los ultra conservadores, o de una postura bastante ambigua, e incluso sumisa de la izquierda, subsiste el hecho de que China, una entidad cada vez más poderosa cultural, industrial, demográfica y militarmente se ha transformado en una amenaza para todo el mundo. El planeta entero pone el grito en el cielo por consabidos abusos (sic) de los soldados gringos en Irak, y aunque virtualmente todos los gobiernos del mundo "occidental" mantienen una hipócrita "condena" a los abusos del gobierno chino contra su población, casi nadie cree que la amenaza vaya más allá.

En realidad el "Gran Juego" de la geoestrategia tiende a un conflicto más grande de lo que hemos visto hasta ahora como especie. Antes de la primera guerra mundial, hubo quien pensó que una guerra en Europa era imposible, ya que las economías de las naciones europeas dependían de un bienestar mutuo. Así, las guerras entre las potencias europeas eran consideradas como imposibles a fuerza de que un conflicto entre ellos sería devastador económicamente. Consideremos que Europa desde comienzos del siglo XX hasta el comienzo de la primera guerra mundial era seguramente la zona con el nivel educativo más alto del mundo. Se imaginaban que una guerra sería muy cara para cualquier nación de europa. Se equivocaron y no; y uno pensaría que después de una carnicería de once millones y una devastación económica tremenda, los europeos, aún los más literatos e intelectuales del planeta, habrían aprendido la lección. Pero fue en uno de los países más avanzados del mundo, Alemania, en donde resurgió con un vigor impresionante en los años 30 el deseo de volver a la carnicería.

La segunda vez fue peor, se peleó en más lugares del planeta, con mayor intensidad, se esfumó lo poco que quedaba de compasión por los no-combatientes. Esta vez, sí aprendieron la lección los europeos, aún cuando durante las décadas de la guerra fría hayan estado nuevamente al borde de una tercera guerra mundial. Pero esta guerra no se materializó en Europa. Se dio en el resto del mundo, el las naciones poco civilizadas, en la periferia, en los "rincones obscuros e incivilizados del mundo". En estas guerras desaparecieron los bandos uniformados y las líneas de frente. Eran los ejércitos contra las poblaciones poco entrenadas. Hay quienes consideran a la guerra fría como la tercera guerra mundial, y hay quienes piensan que la idea es ridícula. Como sea fue una guerra, o muchas caras de una misma guerra, y costó millones de vidas. No se sabe cuántos. Pero por ejemplo, las guerras en el África Subsahariana olvidada por el mundo han costado, por lo menos varios de millones de muertos. Las guerras en el sudeste asiático costaron también millones de vidas, sobre todo si juntamos tanto la guerra de Corea de los 50s con las luchas de liberación de Vietnam, Laos y Camboya. Las guerras en medio oriente han sido sangrientas, como aquella memorable entre Irán e Irak, que cobró posiblemente un millón de vidas.

¿Fue la guerra fría una tercera guerra mundial? Es un asunto más o menos irrelevante; semántico. El caso es que se peleó una nueva guerra en el mundo, tercera o no, con frentes muy distintos; una babel de enemigos y aliados con intereses traslapados. Después, en 1989, con el derrumbe del muro de Berlín, cambiaron -sólo un poco- las cosas. El capitalismo se veía triunfante. Caía la URSS en pedazos. Saddam Hussein fue traicionado por Bush cuando Irak invadió Kuwait en 1990; pensó, o le hicieron creer que su invasión tendría como consecuencia, a lo sumo, una sanción retórica. Irak invade Kuwait, y la respuesta "del mundo" es casi inmediata, y viene de una de las alianzas más poderosas de la historia: Estados Unidos, Francia, Inglaterra, Italia, Arabia Saudita y un montón de otros países cuyos ejércitos participaron gustosamente en una cacería de lujo para los vencedores de la guerra fría. Todos probaron sus más modernas armas contra un ejército iraquí muy poderoso pero impotente frente a la abrumadora combinación de las mejores y más sofisticadas fuerzas aéreas del mundo.

Pero los estrategas gringos se equivocaron. Incluso un personaje de la talla de Paul Dundes Wolfowitz opinó que ese había sido uno de los más grandes errores estratégicos de Estados Unidos: en 1991, los victoriosos ejércitos aliados detuvieron la marcha hacia Bagdad, con el camino despejado, por una orden directa de Bush. Tenían los aliados el apoyo político de una mayoría inmensa de la población iraquí, que los consideraba como liberadores (la mayoría chiíta del sur y kurda del norte), y hubiera sido un enorme triunfo político, tras lo cual hubieran podido reformar al país a su antojo, con un gobierno amigable y una población agradecida por haber sido liberada de la tiranía de Saddam que hubiera abierto las puertas a los corporativos occidentales. Pero Bush prefirió esperar. Ya tenía la victoria asegurada. ¿Para qué compartir el cadáver de Irak si Estados Unidos podía quedarse con todo él? Pero durante la espera, perdió la partida política.

Podemos considerar esta guerra como el pivote entre la guerra fría, o si se prefiere, tercera guerra mundial, y una nueva guerra mundial, distinta; a esta última podemos o no llamarla "cuarta guerra mundial". Las operaciones militares contra Saddam continuaron durante los ocho años de la presidencia de Clinton. Después llegó George W. Bush y con él el pretexto perfecto, de libro de texto (o mejor dicho, de película Hollywood), con todo y su indispensable acrónimo pegajoso, catchy, para el gringo promedio: el 9-11. El golpe perfecto. Pero una arrogancia colosal, un imperial hubris extremadamente imprudente llevó a Estados Unidos a juzgar mal las cosas, y para cuando invadieron en 2003, la ventaja política de 1991 había desaparecido.

La guerra ya comenzó, continúa, aunque no es imposible que la sociedad de EU dé un giro sorpresivo y fulminante contra esos enemigos de la humanidad que son sus gobernantes, y se retiren de Irak, y que juzguen y condenen con dureza a los criminales. Es posible que esto suceda. Pero, aún habiéndose reformado los EU, la predecible guerra por recursos naturales en que caerá Asia es prácticamente inevitable. Rusia, China, India, Indonesia, Japón, y las Coreas, tienen recursos limitados y entre ellos prácticamente la mitad de la población mundial. Y los EU y Europa no podrán permanecer al margen. Y bueno, es posible también evitar este conflicto, pero requeriría de un entendimiento y de un consenso que hoy parecen inalcanzables. Pero aún poniéndose de acuerdo las naciones, todo parece indicar que el calentamiento global rebasó ya nuestra posibilidad de revertirlo, y que esté en puerta una época catastrófica de gran escasez.

Si no podemos construir como especie un "parlamento" mundial que regule de veras y con la mejor de las intenciones todos los mecanismos de producción y distribución industriales, y que garantice que no haya ni barrios ni países pobres en el mundo, si no acabamos "los civiles" con el capitalismo metastasiado explotador y depredador, o si esperamos a que este capitalismo se desintegre por su propio peso, nosostros y casi todo lo que apreciamos de nuestras vidas nos desintegraremos con él: ya sea en guerras o en hambrunas.

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